El órgano más grande de nuestro cuerpo es la piel. Es nuestra imagen «cara al mundo», y revela mucho sobre cómo nos sentimos no sólo por fuera, sino también por dentro.
Cada piel es diferente. Por ello, dada la importancia del buen mantenimiento de la misma, no es de extrañar que la Cosmética nos ofrezca una gran variedad de soluciones que responden a necesidades específicas personalizadas para el cuidado de toda la piel corporal.
De hecho, habrás oído hablar de términos como Body Milk, Body Cream, Crema Corporal, Leche Corporal, Loción Corporal, Body Lotion, Bálsamos, Body Butter, Manteca Corporal, Aceites Corporales, etc.
Para no confundirnos entre tantos productos, ingredientes y principios activos, a la hora de elegir el tratamiento de rutina diario, es necesario conocer cuales son las características de nuestra piel y dermis qué beneficios deseamos obtener y cual de ellos nos va a aportar lo que requerimos (hidratación, firmeza, rejuvenecimiento, etc).
Entre tantas propuestas esto se hace especialmente necesario, más aún cuando para un efecto similar existen presentaciones con distintas texturas y características.
Los Body Milks y cremas hidratantes.
Son productos muy utilizados. Pero antes de hacerlo, es fundamental identificar que tipo de piel tenemos: muy sensible y seca, atópica, normal, con tendencia grasa, irritable, etc.
Eso, junto con nuestras circunstancias personales y otras consideraciones, aconsejarán optar por uno u otro producto y elegir el mejor Body Milk ó leche corporal para nosotras.
Existen muchos términos
Body Milk ¿Qué entendemos por crema y crema base?
Es una palabra que usamos para englobar muchos tipos de cosméticos, aunque simplificando, la crema base es una emulsión.
De hecho se crea a partir de ella.
Esta emulsión contiene agua y aceites en proporciones variables, entre un 60 y 70%.
Podremos añadirle ingredientes y principios activos, perfume, tinte (para dar color) etc.
De textura espesa y absorción lenta, es humectante. Lo que le confiere una capacidad de retener el agua de la piel.
Por ello son adecuadas para pieles normales a secas que necesitan mayor hidratación y protección.
No olvidemos que con el paso de los años (sobre todo a partir de los 30) aumenta esta necesidad.
Body Milk.
No cabe duda que el término «Body Milk» se ha popularizado en estos últimos años, dado que su aplicación es cómoda y de rápida absorción, por su textura fluida.
Lo que con las prisas de nuestro modo de vida es un plus, sin duda.
Toda la Cosmética está basada en agua. A partir de ahí se incorporan los principios activos en concentraciones diferentes.
Las cremas y Body Milks, están concebidas para pieles especialmente sensibles y secas que requieren nutrición, aporte de colágeno, más elasticidad, hidratación, regeneración y una profunda penetración en las capas más internas de la dermis.
El aceite es protagonista en su formulación. Lo que aporta una mayor sensación grasa, más viscosidad, densidad y espesura.
Tiene la capacidad de capturar la humedad de tu piel, prolongando su hidratación.
Los hay de muchos tipos: jojoba, coco, etc.
También es más fundente en su aplicación.
Si notas tu piel rugosa, áspera y con escamas, usar un Body Milk es imprescindible.
Más aún cuando hay productos específicos con antioxidantes que proporcionan más firmeza, y regeneración.
Antes comentamos que nuestra piel «es una chivata» que muestra como estamos por dentro (no sólo por fuera).
Ante estos signos de deshidratación, no olvides beber mucha agua.
Seguramente has oído también el término «Body Cream». Es un tipo de presentación más espesa y grasa, aunque sin perder fluidez.
Bálsamos.
También se les conoce cómo Manteca Corporal. Si tu piel requiere un tratamiento intensivo de reparación porque ha sufrido puntualmente algún tipo de agresión (cambios bruscos de temperatura, irritación por agentes tóxicos o externos, etc.) y está muy seca, mejor usa un bálsamo.
Los ingredientes son ricos en diferentes tipos de aceites. Lo que les proporciona una textura densa, espesa y grasa tipo manteca.
Aconsejamos usarlo en esos momentos que has reservado para ti.
Cuando estás más relajada. Porque cuando lo aplicamos se funden con el calor del cuerpo, por lo que su absorción es más lenta.
Se presenta generalmente en tarros.
Lociones y leches corporales (Body Lotion)
Son más ligeras y fluidas. Contienen menos aceite y más agua (entre un 70 u 80%).
Si tienes una piel normal a mixta y no te gusta la sensación pegajosa, este es tu producto.
Tras aplicar la loción corporal, tu piel la absorbe casi al instante, hidratándose y sin dejar rastro de grasa.
Además al evaporarse el agua, sentirás una agradable sensación refrescante (muy grata en estación estival).
Como ves, aunque estos cuidados de belleza nos recuerdan a las cremas de nuestras abuelas tan efectivas y clásicas, han evolucionado significativamente adaptándose a nuestra vida moderna.
Ahora te ofrecemos unos breves apuntes que clarificadores para que entiendas mejor ciertos matices de la Cosmética no tan conocidos y no por ello menos interesantes para tu salud y belleza.
¿Crema humectante o hidratante?
Aunque pudiera parecer lo mismo, humedad e hidratación, son dos conceptos distintos y complementarios que hay que considerar en nuestra rutina de belleza.
Cuando hablamos de tipos de piel, mencionamos la piel seca. El motivo por el que esta no consigue una humedad optimizada es porque es deficitaria en aceites naturales. Así que necesita restablecer los aceites de la piel mediante una crema humectante.
Una piel deshidratada necesita hidratación, ya que está perdiendo agua en exceso. La deshidratación es un estado puntual provocado por factores externos, que podemos resolver sin grandes complicaciones.
Ves por tanto, que puede ser adecuado y complementario usar una crema humectante junto con otra hidratante.
Cómo sé si mi piel es seca o está deshidratada?
Toma nota:
- Las pieles secas pueden presentar tirantez, rojez, picor, grietas, escamitas, aspereza. Ya hemos reseñado antes que una crema humectante ayuda a resolver estos problemas.
- Las deshidratadas ofrecen una textura reseca, aspecto marchito, sin vida ni tersura.
Aceites corporales.
Hacemos una mención a ellos, puesto que están ganando adeptas.
Y es porque nuestra piel los reconoce como suyos al tener cierta similitud, incorporar menos conservantes y absorberlos con rapidez.
No olvidemos que en la formulación de estos productos se usan aceites vegetales de almendra, aguacate, jojoba, etc. que protegen y reparan la película de humedad.
Todo muy natural.
¿Influye la época del año en la elección Body Milk o Loción Corporal?
Si. En verano y con piel normal, solemos usar loción por su fluidez y rápida absorción.
Además, al contener agua en mayor proporción, tras aplicárnosla deja una sensación de frescor causada por la evaporación del agua.
En invierno es frecuente sufrir mayor sequedad en la piel, por ello es mejor aplicarnos una crema que restablezca el equilibrio e hidratación en mayor profundidad. Sobre todo en zonas tendentes a resecarse como codos y pies.
El mejor momento para aplicar el body milk y/o la crema hidratante.
Sin duda es después del baño o la ducha (con la piel limpia). Y todos los días.
Sin frotar. Masajeando suavemente.
Aprovechando los poros dilatados tras usar el agua caliente (lo que facilita la absorción).
De noche o por la mañana (nunca a lo largo del día).
Si quieres saber más sobre cuando usarlo, aquí te damos todas las claves.
¿Es aconsejable combinar productos al aplicarlos?
En muchos casos, si.
Por ejemplo, tras salir del baño puedes aplicar un aceite con la piel aún mojada, y posteriormente una crema hidratante.
¿Tienes claro ya las diferencias entre Body Milk o crema hidratante?
¿Lista para lucir una piel tersa, hidratada y cuidada?
“El cuerpo está destinado a ser visto, no a estar todo cubierto.”
Marilyn Monroe