Remedios útiles para la dermatitis atópica

La piel atópica requiere de cuidados constantes para mantenerse lo mejor posible y evitar brotes, que pueden complicarte la vida cotidiana y meterte de nuevo en el círculo infernal del picor-rascado.
Vamos a presentarte algunos remedios para la DA. Si llevas tiempo padeciéndola, es posible que los conozcas, pero también puede que descubras alguno que te resulte útil.
Antes, repasaremos la DA y los tratamientos médicos más comunes. ¿Nos acompañas?

Remedios piel atópica

¿Por qué tengo o tiene mi hijo dermatitis atópica?

Cuando en algunas zonas del cuerpo la piel comienza a presentar parches secos, irritados, inflamados, que pican hasta el punto de empezar a afectar a tu calidad de vida o la de tu hijo, es muy posible que estés ante una dermatitis atópica (DA), piel atópica, eczema o eczema atópico.

Ante la sospecha, acude a tu médico de cabecera o pediatra, para que sea quien haga un diagnóstico definitivo y te indique los pasos a seguir, recetándote el tratamiento adecuado, en función de la manifestación concreta de la enfermedad en tu caso o el de tu hijo.

Es muy importante tener un diagnóstico profesional, porque los síntomas pueden ser muy similares a los de otras afecciones cutáneas, y concretar es esencial para aplicar el tratamiento correcto.

El diagnóstico es clínico (es decir, no hay necesidad de hacer pruebas específicas para confirmarlo), y el tratamiento médico puede aplicarse enseguida, de ser necesario.

La causa de la dermatitis atópica no está todavía nada clara ni definida. Cada vez más, los estudios apuntan a causas múltiples que, además, tienen que concurrir para desencadenar la reacción cutánea.

En la mayoría de los casos parece haber comprometidos uno o varios genes mutados, que provocan una alteración del equilibrio de la piel, afectando al manto hidrolipídico, la barrera protectora, el pH, etc.

A este componente genético se suma, en muchas ocasiones, uno hereditario: si uno o ambos progenitores, o algún pariente  próximo, tienen o han tenido DA, asma o rinitis alérgica/fiebre del heno (tres condiciones cuya concurrencia se conoce como «tendencia atópica»), las posibilidades de tener hijos con piel atópica aumentan entre un 20 y un 40%.

Pero ninguno de estos dos factores es determinante: hace falta que una o varias causas externas conviertan una posibilidad genética o heredada en una realidad.

Esto quiere decir que no todo el que presente los marcadores genéticos de atopia la desarrollará necesariamente. Cada vez se comprueba más que la genética marca posibilidades, pero, finalmente, el entorno es determinante a la hora de desarrollar o no esas posibilidades (de hecho, existe una ciencia, la epigenética, que estudia la influencia del entorno en la manifestación final de las posibilidades que nuestros genes presentan).

Cuando la enfermedad se presenta, la piel se pierde su capacidad de defenderse y actuar como primera barrera de nuestro cuerpo: se vuelve frágil, extremadamente sensible y accesible a cualquier agente externo potencialmente patógeno.

Resumiendo:

Causas de la dermatitis atópica:

  • Alteraciones genéticas.
  • Predisposición hereditaria.
  • Intervención de factores externos que activan la tendencia genética latente.

Síntomas:

  • Sequedad extrema de la piel.
  • Placas o parches inflamados e irritados, más resecos o con ampollitas.
  • Picor muy intenso y persistente.
  • Erosiones cutáneas que pueden supurar y suelen ser consecuencia del rascado y posteriores infecciones.
  • Cuando el rascado o el roce es continuado, puede llegar a producir un engrosamiento permanente de la piel, conocido como liquenificación, que tiene tratamiento y remite al cesar el rascado.

Características:

  • Es una enfermedad crónica, no contagiosa, que todavía no tiene cura, pero casi nunca es grave; tiende a mejorar, e incluso a desaparecer espontáneamente en un porcentaje significativo de casos, con el paso del tiempo, de forma que hasta en un 70-85%  de los casos la atopia no va más allá de la adolescencia o la primera edad adulta.
  • Está a caballo entre las alergias y las enfermedades autoinmunes, ya que comparte características de ambas.
  • El estilo de vida y la dieta parecen tener preponderancia en la evolución y el tratamiento, aunque la importancia de estos dos factores varía mucho dependiendo de las fuentes que se consulten.
  • Suele presentarse en lactantes y niños pequeños. Puede aparecer en los primeros meses o años de vida: cerca de un 20% de niños llega a padecerla en países desarrollados y zonas urbanas, en las que la incidencia se dispara.
  • Cuando aparece en adultos, tiende a ser siempre más severa.
  • Se manifiesta en brotes de intensidad y duración variables en función de numerosos factores tanto externos (exógenos) como internos (endógenos).
  • En bebés se da con más frecuencia en la cabeza, la cara, las extremidades y las nalgas.
  • En niños aparece normalmente en zonas de pliegues, como el cuello, partes traseras de rodillas y codos, e ingles, y también en manos y pies.
  • En adultos puede darse casi en cualquier parte del cuerpo, y cuando aparece en las manos resulta especialmente dolorosa y condicionante.
  • Si es leve, mormalmente responde bien a los cuidados de mantenimiento y necesita tratamientos médicos solo durante brotes especialmente virulentos.
  • Si es moderada, puede necesitar tratamientos médicos más continuados y una supervisión profesional más frecuente.
  • Los casos graves son escasos, más difíciles de tratar, y alteran la vida de los enfermos de manera dramática.
  • Encontrarás más información en nuestros siguientes artículos:

La dermatitis atópica en bebés: causas, síntomas, tratamientos y cuidados.

Estrategias cotidianas para aliviar el picor de la dermatitis atópica.

Guía de alimentación para la dermatitis atópica.

Las mejores cremas para la dermatitis atópica.

El primer frente: un entorno cuidado y amable

Remedios para piel atópica

A la hora de hacer frente a la dermatitis atópica, es fundamental empezar por repasar todas las medidas que podemos tomar para mejorar y facilitar la vida de quienes la sufren, espaciar los brotes y aliviar su piel.

Por lo tanto, veamos con detenimiento qué factores son los que actúan como desencadenantes más frecuentes y comunes de esta dolencia, así como de los brotes que la caracterizan.

Tenemos que destacar que la dermatitis va en alarmante aumento en el considerado primer mundo. La contaminación, el alejamiento de los entornos naturales, la falta de contacto cotidiano con animales y plantas, y el exceso de limpieza y asepsia parecen estar favoreciendo la proliferación de esta enfermedad.

  • La temperatura. 
    Está demostrado que es uno de los factores que más inciden en el debut y posterior evolución de la enfermedad.
    Es importante mantener en el entorno una temperatura ni demasiado elevada ni demasiado fría, ya que ambas condiciones empeoran la piel atópica.
    El exceso de calor debe ser evitado siempre y no solo controlando la temperatura: cuando nos vestimos o vestimos a nuestros hijos, en la cama/cuna/carrito de paseo; cuando los niños juegan o hacen/hacemos deporte.
    Además, el sudor también irrita y empeora la piel.
  • La humedad.
    Junto con la temperatura, hay que estar muy pendiente del grado de humedad del entorno, porque es muy variable en función de las estaciones y los lugares en los que nos hallemos.
    Si hay mucha sequedad en el ambiente, ya sea por naturaleza o a causa de los diferentes sistemas de calefacción durante el invierno, utiliza humidificadores para restablecer el equilibrio.
    Por otro lado, el exceso de humedad impide que la piel atópica respire, añadiendo incomodidad y pegajosidad a la barrera ya dañada, y creando condiciones óptimas para la implantación y desarrollo de todo tipo de patógenos.
    La piel atópica necesita mantener su nivel de humedad, pero no vivir en un entorno excesivamente húmedo.
    Utiliza calentadores de aire en invierno, para secar el ambiente si es necesario.
  • El aire.
    La calidad del aire que rodea a los enfermos de atopia es muy importante. Un aire limpio y renovado ayuda a la salud de la piel.
    Por lo tanto, hay que ventilar los espacios periódicamente, evitar humos y tabaco y pasear por entornos lo más naturales y poco contaminados posible (mejor un parque que la calle, y mejor el campo o la playa que un parque urbano).
    Remedios útiles para piel atópica
  • La ropa y los textiles.
    Cuando la piel no está en contacto directo con el aire, lo está con algún tejido.
    La ropa que elijamos para nosotros o nuestros hijos ha de ser cómoda y holgada, porque el roce empeora la dermatitis. Pero también tiene que ser suave y no agresiva con la piel, así que descarta la lana, que tiene un alto potencial alergénico, y los tejidos sintéticos, en favor del algodón, las sedas y linos, etc.
    Lava la ropa nueva antes de usarla, como precaución básica.
    Si detectas alguna molestia ocasionada por telas naturales, comprueba que el origen no está en los tintes de estas.
    Retira las etiquetas de todas las prendas.
    Cuida también la composición y textura de los tejidos de tu hogar: ropa de cama, de baño, cortinas, fundas de cojines, tapicerías, alfombras…
  • El calzado. 
    Hay que evitar el calzado hecho con materiales sintéticos o plásticos.
    Las pieles naturales pueden resultar irritantes a causa de los productos que se utilizan en su proceso de curación y curtido, como el  níquel u otros elementos potencialmente irritantes o alergénicos.
  • Los productos de higiene personal, de limpieza del hogar y otros.
    La piel atópica es muy sensible y reactiva, ya que no cuenta con la barrera intacta que nos protege de las agresiones diarias.
    Los productos de higiene y belleza que entren en contacto directo con la piel, como jabones y geles, toallitas, cremas, maquillajes, lociones aftershaves, desodorantes, etc. deben estar libres de cualquier componente químico innecesario: elije artículos sin perfumes, con un pH neutro o ligeramente ácido, como el manto de la piel sana; sin colorantes, con la menor cantidad de conservantes posible; con ingredientes naturales y con formulaciones simples, que eviten o no abusen del alcohol.
    Los limpiadores del hogar también deben ser lo menos agresivos posible y sin olor.
    Pon especial atención a la hora de elegir detergentes para la ropa, y no utilices suavizantes ni lejía.
    Prescinde, siempre que puedas, de ambientadores de cualquier tipo.
    Elige con cuidado los insecticidas, si tienes que usarlos, y busca los más naturales.
    No te fíes de las etiquetas «biológico» y «ecológico» sin más.
  • Bisutería y complementos. 
    Anillos, pendientes, collares, pañuelos, bolsos, mochilas, carteras, cinturones, gafas, sombreros y gorras… también tienes que prestar atención a los complementos que usas a diario, para cerciorarte de que no irritan ni empeoran tu piel.
  • El ejercicio y el deporte.
    El ejercicio y el deporte moderados son muy beneficiosos para quienes padecen dermatitis atópica, pero hay que tener cuidado del entorno en el que se practican, y hay que evitar la sudoración excesiva, que causa irritación y empeoramiento de la piel.
    Ayudan a conciliar el sueño, lo que a veces es menos fácil a causa del picor, y producen endorfinas y otros neurotransmisores que incrementan la sensación de bienestar.
  • La alimentación.
    Aunque no existe una dieta específica para la atopia, ni dietas milagrosas que la curen, hay que tener precauciones con la alimentación cuando hay alergias o intolerancias asociadas a la dermatitis atópica, y utilizar el sentido común a la hora de comer, evitando el alcohol, moderando el consumo de alimentos picantes o excitantes, demasiado fuertes o grasos, y primando las frutas y verduras, pescados azules, frutos secos, etc.
    Y el agua. Es importante mantener el sistema bien hidratado desde dentro para ayudar a la recuperación de los tejidos (en ocasiones, las mucosas están también comprometidas).
  • Las mascotas.
    La convivencia con mascotas puede resultar un riesgo innecesario
    o un peligro de empeoramiento. No sólo los gatos y perros pueden dar problemas: desde los pájaros hasta los roedores, pasando por anfibios de todo tipo, pueden afectar negativamente.
    Por otro lado, si las mascotas no son un problema, pueden ser una ayuda y una distracción para los niños con DA.
    Ante la presencia de mascotas, siempre hay que cuidar la higiene entorno a estas.
  • El estilo de vida y el estrés. 
    Un descanso suficiente y de calidad; una vida tranquila y ordenada; paseos frecuentes; cuidados incorporados a las rutinas diarias; hábitos de comida saludables; tiempo para el relax y la diversión… son todos factores que mejoran la vida de quienes padecen de piel atópica y de su familia, y contribuyen a reducir el estrés, que puede ser un desencadenante de la enfermedad o de brotes.
    El estrés dispara un círculo de estrés-empeoramiento que es necesario romper: la piel pica, incomodando y subiendo el nivel de estrés; el picor lleva al rascado, que empeora la piel, produciendo más picor y estrés, favoreciendo la falta de sueño y de calidad del mismo, la incomodidad y la tensión constantes; el estrés se dispara y la piel empeora, con lo cual se incrementan el picor,  la falta de descanso, la incomodidad… y vuelta al principio, con la piel y el enfermo cada vez peor.
    Por eso es importante aprender a cuidarse, y hay que hacer hincapié en el manejo y reducción del estrés. Cada vez más profesionales son conscientes de la importancia de este en la vida del enfermo de DA.
    Si es necesario, recurre a un terapeuta o a un experto que te enseñe técnicas para manejarlo: puede suponer una gran diferencia en tu día a día o en el de tu hijo.
    La piel atópica necesita del sol para sintetizar vitamina D, pero debes exponerte al sol siempre con protección solar y evitando las horas del día más peligrosas, a no ser que no lo toleres o no te siente bien (ocurre en algunos casos).

Los tratamientos convencionales para la dermatitis atópica

Remedios de pieles atópicas

Básicamente, el objetivo es reducir o eliminar los síntomas, porque no hay una cura conocida para la dermatitis atópica.

Como ya hemos comentado, la aplicación de un tratamiento u otro se hará en función del tipo de dermatitis que haya que tratar y, sobre todo, de las características de cada brote.

Un mismo paciente puede presentar brotes leves y, por alguna circunstancia, conocida o no, tener un brote mucho más fuerte y largo puntualmente, lo que requerirá un tratamiento específico.

Es importante atajar los brotes en cuanto se presenten, para hacerlos más cortos y menos intensos.

En los períodos entre brotes, si no hay necesidad de tratamiento médico, hay que mantener una rutina básica de cuidado de la piel atópica, que contribuirá a la comodidad del paciente y ayudará a espaciar y acortar los brotes: una piel cuidada está más protegida y, por lo tanto, corre menos riesgo de irritarse, inflamarse, infectarse y picar.

Tratamiento básico de la piel atópica.

Una piel con eccema atópico necesita cuidados constantes.

La atopia, ya lo hemos visto, deteriora y compromete la barrera cutánea: incluso cuando la piel está aparentemente bien, es más frágil, sensible y susceptible ante cualquier factor externo.

Estés sufriendo o no un brote, en tu rutina diaria no pueden faltar la higiene y la hidratación a fondo.

Higiene.

  • Date duchas o baños cortos (no más de 10′ para la ducha y 20′ para el baño), con agua templada (alrededor de 32º-34º).
  • Aplícate el jabón o el gel con la mano y solo en axilas, genitales y pies. El resto de la piel no necesita jabón diario y este, incluso si es un syndet (jabón «sin jabón»), alterará el precario equilibrio bioquímico de tu piel.
  • Utiliza toallas de algodón 100% y sécate sin frotar.
  • No utilices colonias ni perfumes.
  • Busca desodorantes neutros que no te irriten: la piel de las axilas es especialmente delicada.
  • MUY IMPORTANTE: Mantén las uñas cortas y limpias, para evitar herirte e infectarte cuando te rasques.

Hidratación.

  • Después de la ducha o el baño, siempre, aplica una crema hidratante sobre todo tu cuerpo, preferiblemente sin secarte completamente, para facilitar la absorción de esta.
  • Existe una gran variedad de productos hidratantes y emolientes: elige el tuyo según las necesidades puntuales de tu piel, la época del año, las condiciones externas, etc. Puede que en invierno prefieras una crema más densa y oclusiva, que te defienda del frío extremo y la sequedad; o que aproveches la noche para aplicarte una emulsión más grasa.
  • Encontrarás ungüentos, pomadas, cremas y lociones especialmente formuladas para pieles atópicas, que incorporan elementos calmantes, antiinflamatorios, restauradores, etc. Como suelen ser más caras, asegúrate de que los ingredientes que prometen la mejoría están en cantidades suficientes para garantizar los resultados.
  • Recuerda: la crema más cara no es necesariamente la mejor ni la que mejores resultados va a aportarte.
  • Ponte crema al menos dos veces al día, o con más frecuencia si lo necesitas. Aunque te parezca una esclavitud, tu piel lo agradecerá y tú también.
  • Usa cremas con un pH ligeramente ácido, como el de la piel, sin demasiados productos químicos.
  • Prueba las cremas: cada piel atópica reacciona de diferente manera, y lo que alivia a una, puede resultar insoportablemente irritante para otra.
  • Utiliza protección solar a diario, sobre la hidratante, una vez que la piel la haya absorbido. Te recomendamos usar hidratante y solar, en vez de  una hidratante con factor de protección incorporado: numerosos estudios demuestran que la piel está más y mejor protegida así.

Si cuidas tu piel a diario y la mantienes limpia, hidratada y lo más equilibrada posible, tu calidad de vida puede mejorar mucho. Hay ya abundantes evidencias de que el cuidado diario de la piel atópica es una de las pieza clave a la hora de garantizar resultados a medio y largo plazo.

Tratamientos médicos.

Remedios útiles para piel atópica

Los tratamientos médicos deben estar recetados y supervisados por un facultativo, porque casi todos ellos entrañan potenciales riesgos si no se utilizan adecuadamente.

Aplicados bajo control son del todo seguros y mejoran notablemente la piel en poco tiempo.

Al ser una enfermedad crónica, el objetivo de los tratamientos es aliviar los brotes, acortarlos y distanciarlos en el tiempo.

Cuanto antes empieces el tratamiento, mejores resultados puedes obtener y más corto será el brote.

Ante cualquier duda sobre la medicación, pregunta a tu médico e insiste hasta tenerlo claro: no te dejes asustar por lo que te diga la gente de tu alrededor o lo que veas u oigas en Internet. Cada caso es distinto, y mucho más tratándose de la piel, y solo tu médico y tú conocéis tu caso a fondo.

Evita la tentación de medicarte por tu cuenta o sobremedicarte, por muy desesperante y cansada que pueda ser tu situación: las consecuencias para tu piel y para ti pueden ser peores de lo que imagines.

DA leve:

Normalmente no precisa de tratamiento médico. La piel suele responder bien a la hidratación diaria y solo puntualmente, si se da un brote más grave, necesitará algún corticoide o inmunomodulador tópicos.

Hay cremas que no necesitan receta e incorporan hidrocortisona en su fórmula, pero te aconsejamos que siempre que te apliques cualquier medicamento en la piel, lo hagas con el conocimiento y beneplácito de tu médico.

A veces se recetan antihistamínicos, que ayudan con posibles componentes alérgicos no detectables, alivian el picor y ayudan a dormir.

DA moderada:

En función de la intensidad y frecuencia de los brotes, el médico indicará un tratamiento u otro, contando con su experiencia y su conocimiento del enfermo.

En estos casos suelen recetarse corticoides o inmunomoduladores tópicos u orales, que dan buenos resultados en poco tiempo.

Solo el médico puede determinar la conveniencia de probar tratamientos más fuertes si los considera necesarios.

Si hay alguna infección, se utilizarán antibióticos para neutralizarla.

DA grave:

Afortunadamente, son pocos los casos, pero la estadística no consuela ni mejora a quienes padecen de una piel atópica grave.

El objetivo es convertir una dermatitis severa en una moderada.

Las posibilidades de tratamiento van desde los corticoides en cualquier formato hasta los tratamientos biológicos, pasando por los inmunomoduladores e inmunosupresores.

Todos estos tratamientos deben ser vigilados muy de cerca por el médico, que solicitará pruebas periódicas de control y seguimiento para garantizar su empleo óptimo.

Insistimos en la importancia de que confíes en tu médico y le consultes todas tus dudas.

Otros tratamientos complementarios.

En ocasiones pueden ayudar la fototerapia y/o la terapia con vendas húmedas.

Ambas deben ser solicitadas por un facultativo y aplicadas por profesionales cualificados.

Tratamientos alternativos

Remedios útiles de piel atópica

Cada día más populares, algunos de ellos se van haciendo hueco en nuestra vida diaria, sobre todo en enfermedades crónicas no graves en las que la medicina convencional no consigue mejorar la sintomatología.

Cuando los enfermos pierden su fe en la medicina ortodoxa, desesperados por hallar solución a sus problemas de salud, muchas veces buscan soluciones más allá.

Las posibilidades se han disparado con Internet: puedes encontrar solución y remedio prácticamente para todo en la red.

Por favor, aplica un poco de sensatez y sentido común: si existiera una cura milagrosa para enfermedades como la psoriasis, la diabetes o la dermatitis atópica, sería de dominio público, y más hoy en día: lo que no publicitan los medios «oficiales», corre de boca en boca por la web, sin control y sin que nadie pueda frenarlo.

Ante tratamientos milagrosos que prometen la cura definitiva, desconfía: no empieces a gastar dinero a tontas y a locas. No solo no conseguirás los resultados que buscas, sino que tu nivel de estrés y frustración se disparará, en el mejor de los casos. Sin contar con que el prometido remedio milagroso puede empeorar tu dolencia.

Hecha esta aclaración, hay opciones diferentes a la medicina oficial que ofrecen soluciones de efectos parecidos a los de esta, con menos efectos secundarios y resultados, a veces, realmente notables.

Ten en cuenta:

  • Normalmente, las medicinas alternativas suponen un alto nivel de implicación por parte del paciente, tanto en el tratamiento como en el cambio de régimen de vida: si no estás dispuesto a hacerlo, no pierdas tiempo ni dinero en ellas.
  • Investiga las opciones y asegúrate de que vas a consultar con un profesional serio y honrado.
  • De nuevo, lo más caro no es necesariamente lo mejor: hay profesionales muy serios con precios de lo más razonables y que utilizan tratamientos al alcance de cualquier bolsillo.
  • Desconfía de quien no te haga una previsión de tiempo para conseguir resultados más o menos visibles y valorables: ten la honradez y la inteligencia de exigir a la medicina alternativa, al menos, lo mismo que a la convencional.
  • No te prestes a tratamientos poco sensatos o probados, y, por supuesto, niégate a cualquier cosa que pueda poner en riesgo tu integridad física.
  • Exige que te expliquen bien los tratamientos y sus bases científicas y empíricas.

Otras terapias 

Vamos a ver, por encima, algunas terapias que se presentan unas veces como alternativas y otras como complementarias a las terapias médicas convencionales.

El problema de estas terapias es la falta de regulación, ante la que los profesionales de cada especialidad, en ocasiones, se han unido para crear organismos de control y autorregulación.

Ya sabes: sentido común. Hay condiciones mínimas de higiene, intimidad, privacidad, etc., exigibles a cualquier profesional de la salud.

A excepción de algunos países (en Alemania la sanidad financia la homeopatía, por ejemplo), estas terapias no las cubre la sanidad pública, con lo que suponen un desembolso extra, a veces desproporcionado e injustificado.

Por otro lado, cada vez más médicos se ayudan en ocasiones de estas terapias para tratar a sus pacientes.

Naturopatía o medicina naturista.

Mejores remedios para pieles atópicas

Normalmente los tratamientos son a base de hierbas medicinales, concentrados de productos naturales, acupuntura y  otras terapias que incorporan dependiendo de la dolencia.

Un médico naturista ha de tener formación, como cualquier otro médico, aunque no esté reconocida oficialmente: hay organismos de autorregulación creados por los propios profesionales, y a los que puedes acudir en busca de información y asesoramiento.

Homeopatía.

Los resultados de esta son muy diversos, con gente que la usa con frecuencia por los mismos, y muchos detractores, tanto usuarios insatisfechos como profesionales del campo sanitario y científico.

No te embarques en un tratamiento sin contar con la certeza de la seriedad del terapeuta que elijas.

Acupuntura.

Hoy en día incluso médicos, fisioterapeutas y otros profesionales de la salud la recomiendan o la suman a sus terapias cotidianas.

Ya lo sabes: infórmate y busca un profesional de formación y experiencia contrastables.

Tai-chi, yoga, meditación, relajación…

 

Remedios útiles para piel atópica

Son métodos complementarios que ayudan a mejora nuestra salud, contribuyendo a reducir e incluso eliminar el estrés, apelando a un cambio profundo de valores y prioridades.

Sus beneficios están probados y comprobados a través de estudios y ensayos, y son numerosos los profesionales de la salud que hoy en día los recomiendan abiertamente.

Busca el que mejor encaje contigo y tu forma de vida, sé constante y verás resultados no solo en tu salud y tu piel.

Remedios que puedes incorporar a tu día a día

Además de mantener tu piel limpia e hidratada, hay muchos hábitos que puedes ir adquiriendo para asegurarte de mantener la piel en el mejor estado posible, contribuyendo así, de forma significativa, a distanciar y minimizar los brotes.

Aceites.

Los aceites son grandes aliados de las pieles resecas y dañadas, no solo por su capacidad de sellar la piel, aislándola del exterior, sino por su compatibilidad bioquímica con esta y sus propiedades calmantes, antiinflamatorias, antibacterianas, antioxidantes, de reestructuración de la barrera, y su pH ligeramente ácido.

Puedes utilizarlos solos, mezclar varios entre sí, añadirlos a los baños e, incluso, a tu dieta, para aumentar la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados (omega 3 y 6) que ayudarán a mejorar tu piel desde dentro.

  • Aceites vegetales. 

Puedes aplicarlos directamente sobre la piel y dejar que esta los absorba, utilizarlos como base para aceites esenciales, ponerlos en tus comidas

No todas las presentaciones son aptas para el consumo, así que si vas a sumarlos a tu dieta, asegúrate de que lo son.

Por sus bondades para la piel, destacamos: el aceite de coco, de girasol, de maíz, de colza, de arroz, de aguacate, de argán, de rosa mosqueta, de almendras, de nuez, de cáñamo, de jojoba, de onagra, de oliva, de germen de trigo, de sésamo, de ricino, de karité (comercializado como manteca de karité, porque, como el de coco, a temperatura ambiente solidifica y tiene aspecto de manteca, pero se licua al contacto con la piel).

  • Aceites esenciales. 

Aportan numerosos principios activos muy beneficiosos para la piel, ayudando a su regeneración y calmando la inflamación, la irritación y el picor.

Los aceites esenciales no son baratos, aunque cunden porque se usan en cantidades muy pequeñas, pero es importante comprarlos de calidad certificada, y mejor si son de cultivo biológico.

Los envases tienen que ser oscuros u opacos, para preservarlos de la luz: no te fíes de otro tipo de envases.

Como norma general, no se pueden ingerir; han de utilizarse con precaución y debes guardarlos en lugares secos, frescos, sin luz y fuera del alcance de los niños.

Algunos están contraindicados para embarazadas, bebés, niños pequeños, y condiciones de salud específicas; los hay muy irritantes, e incluso, algunos pueden provocar reacciones alérgicas.

La mayoría de ellos no deben utilizarse directamente sobre la piel, por lo que hay que buscar un ingrediente que haga de base y vehículo, como los aceites vegetales o las cremas hidratantes.

Utiliza poca cantidad y haz una prueba antes de aplicarlos.

Te recomendamos que te informes y asesores con profesionales que conozcan el tema a fondo y puedan orientarte.

Son muchos los aceites esenciales que pueden mejorar la piel atópica, así que la elección dependerá del estado de esta, de los efectos deseados, de tu gusto personal y hasta de su olor, porque aportan aromas muy agradables y terapéuticos (no olvides que se utilizan en aromaterapia).

La lista de plantas medicinales que encontrarás más adelante en este post, te servirá como orientación.

Baños.

Cuidados para la piel atópica

Los baños aportan alivio y relax a tu piel y a ti.

Recuerda que no deben ser muy largos ni con agua demasiado caliente.

Puedes agregar al baño agentes tratantes que cuiden y mejoren tu piel. Te dejamos algunas sugerencias.

Después de un baño, hidrata siempre la piel.

  • Baños de mar y de piscina. 

El agua de mar es un entorno muy favorable para nuestro organismo: aporta minerales y vitaminas y es absolutamente compatible con nuestra piel.

En cuanto a las piscinas, en principio no están contraindicadas para la piel atópica, pero consulta con tu médico y haz una prueba, ya que no todas tienen los mismos niveles de cloro y otros productos químicos, ni todas las pieles reaccionan igual: recuerda que lo que no irrita un día puede ser insoportable en otra ocasión. La capacidad de reacción de la piel atópica varía en función de diferentes factores. 

De nuevo, no te des baños excesivamente largos: es mejor que tomes varios más cortos y frecuentes.

No estés al sol, ni siquiera en el agua, sin protección solar.

Aclara bien la piel después del baño y ponte, inmediatamente, hidratación y protector solar.

Puedes tomar el sol con moderación, evitando las horas punta, siempre que tu piel lo tolere y el médico no lo prohíba (déjanos insistir: con protección solar siempre). El sol es un gran aliado de la piel, pero en exceso se convierte en su peor enemigo, y más aún para las pieles con problemas.

  • Baños de sal. 

Agrega sal marina pura al agua de la bañera, hasta en un 20 % si tu piel la tolera: haz una prueba y ve subiendo la proporción.

No olvides aclararte bien.

Compra sal que no contenga ningún otro ingrediente, como antiaglomerante.

  • Baños de vinagre de manzana.

El vinagre de manzana es calmante, antiinflamatorio, antibacteriano, fungicida, restablece el pH, ayuda a curar y cicatrizar la piel y a restablecer el efecto barrera.

Añade de una a tres tazas al agua del baño y aclara la piel con agua abundante al final.

  • Baños de lejía.

Dan excelentes resultados en el tratamiento de la dermatitis atópica, gracias a las propiedades antisépticas de la lejía.

Además, reducen el número de brotes, acortan su duración  y restablecen la microbiota sin alterar la barrera cutánea, evitando o disminuyendo significativamente la necesidad de corticoides tópicos.

A dosis controladas y terapéuticas no suponen riesgo alguno. 

Nunca pongas la lejía en contacto directo con la piel.

Añade una taza de lejía doméstica a la bañera llena (en concentración de entre el 4 y el 6%) y aclara muy bien antes de salir.

Puedes hacerlo dos o tres veces por semana.

Plantas medicinales.

Tratamiento de la piel atópica

Tomadas en infusión o tisana (según proceda), aplicadas en compresas sobre la piel o incorporadas al baño, sus propiedades curativas y calmantes las hacen imprescindibles en el cuidado de la piel.

Si vas a utilizarlas en compresas o para el baño, prepara la infusión con una o varias plantas en agua (100 g/litro), déjala reposar al menos 5 minutos y échala en la bañera llena; o déjala enfriar y empapa algodón o vendas en ella, poniéndotelas sobre la piel durante un rato, para curar y aliviar.

Como ya te hemos indicado, también puedes utilizarlas en forma de aceites esenciales.

Por sus propiedades calmantes, antiinflamatorias, desinfectantes, regeneradoras, reguladoras del sistema autoinmune, protectoras y equilibrantes, te recomendamos:

  • Aloe vera.
  • Árnica.
  • Avena.
  • Caléndula.
  • Camomila o manzanilla.
  • Cardiospermum.
  • Cola de caballo.
  • Corteza de espino cerval.
  • Corteza de roble.
  • Equinácea.
  • Flor de saúco.
  • Graviola.
  • Hamamelis.
  • Hierba de San Juan o Hipérico.
  • Hinojo.
  • Jengibre.
  • Lavanda.
  • Llantén.
  • Malva.
  • Ortiga verde.
  • Pensamiento.
  • Pepino.
  • Raíz de regaliz.
  • Rizoma de calaguala.
  • Romero.
  • Salvia.
  • Té negro.
  • Tomillo.

Hábitos de vida

  • Establece una rutina para el cuidado diario de la piel y sé constante: es imprescindible para garantizar la calidad de vida de quienes padecen DA.
  • Acostúmbrate a las duchas cortas y a utilizar poco jabón. Recuerda que el exceso de higiene erosiona la piel y la deja sin protección ni defensas.
  • Usa cremas hidratantes tantas veces como lo necesites durante el día.
  • Si creas un ritual para ir a la cama, prepararás tu cuerpo para el descanso, dormirás más fácilmente y mejor: toma un baño, bebe una infusión, lee o medita, y asegúrate de tener la temperatura adecuada en la habitación.
  • Haz una dieta equilibrada, primando los productos naturales, frescos y de temporada, y limitando o eliminando los preparados, el alcohol, los picantes, los excitantes y las comidas demasiado fuertes o abundantes.
  • Hidrata tu cuerpo con agua, zumos naturales o infusiones.
  • Usa ropa cómoda, que no te roce y que permita que tu piel traspire.
  • Evita el estrés o aprende a manejarlo.
  • Minimiza los productos químicos y los alérgenos en tu entorno.
  • Ten tu casa, tu coche y tu lugar de trabajo, limpios y ventilados.
  • Practica algún deporte o ejercicio moderados; pasea, sal al campo o la playa; realiza actividades al aire libre en zonas no contaminadas.
  • Busca destinos con temperaturas y humedad moderadas para pasar tus vacaciones.
  • A la hora de elegir profesión o un trabajo, procura que no vayan a afectar negativamente a tu enfermedad, por el tipo de actividad (contacto con sustancias químicas y/o irritantes, por ejemplo) o el lugar en que esta se desarrolla (temperaturas excesivas, humos, etc.).

Sofia

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