La dermatitis atópica afecta a un elevado porcentaje de la población, sobre todo en países desarrollados y en zonas urbanas, donde la prevalencia puede llegar al 20 %, frente al 5 % en los países en vías de desarrollo.
También se ha observado una mayor incidencia cuanto mejor es el nivel socioeconómico de los enfermos.
El alejamiento del entorno natural, la contaminación, la exposición a agentes químicos y un exceso de higiene parecen estar tras estos datos, que reflejan un incremento de hasta un 300 % en las tres últimas décadas en las zonas más expuestas.
El clima frío es determinante, de tal forma que en países y zonas cálidas, el número de afectados desciende significativamente.
Se trata de una enfermedad primordialmente infantil, que suele aparecer en los primeros años de vida. En muchos casos, desaparece cuando el niño va creciendo, llegando una remisión total en la edad adulta.
Qué es la dermatitis atópica (DA)
Se trata de una patología cutánea cuyas causas no se han determinado con exactitud, aunque se sabe que son o pueden ser múltiples.
Hoy en día se considera una enfermedad crónica y no grave, aunque, si bien tiende a mejorar y desaparecer con el tiempo, puede hacer muy difícil el día a día, a causa del picor que la caracteriza y del aspecto que ofrece la piel, que llegan a inducir rechazo social, aislamiento del enfermo y cuadros depresivos severos.
No es una alergia ni una enfermedad autoinmune como tal, pese a que el sistema inmune está comprometido, reaccionando de forma inadecuada y exagerada ante estímulos exógenos.
La DA provoca que las estructuras básicas de la piel fallen, de manera que esta pierde su capacidad de actuar como barrera, a la vez que el manto hidrolipídico (la cobertura de ácidos y grasas que protege la piel y mantiene su microbiota en buen estado) se deteriora, provocando sequedad extrema.
En su origen existen marcados componentes genéticos y hereditarios, que se activan a causa de agentes externos de muy diversa índole, pero.
Los antecedentes familiares de atopia, en cualquiera de sus manifestaciones, incrementa las posibilidades de desarrollarla, pero no son condición única ni necesaria para padecerla.
Como hemos mencionado, puede presentarse a partir de los primeros meses de vida, y sus síntomas son:
- Inflamación.
- Prurito intenso y persistente.
- Piel seca y descamada.
- Vesículas, que pueden ser o no exudativas.
- Zonas con costras y/o con piel engrosada.
- Se manifiesta en brotes periódicos de duración e intensidad cambiantes.
Una de las características más notables es que en cada individuo se manifiesta de diferente forma, y también, en cada individuo, puede hacerlo de maneras diferentes en cada brote.
En cuanto a los factores externos, está claramente establecido que juegan un papel decisivo en la aparición de la atopia cutánea y su posterior evolución.
Entre estos destacamos:
- El clima: Los climas fríos favorecen la aparición de la DA y de los brotes que la caracterizan. Tiende a mejorar en verano y a empeorar en otoño y primavera. Sin embargo, hay pieles que empeoran notablemente durante el estío.
- La temperatura: La piel atópica no gusta de temperaturas extremas, así que hay que evitarlas y evitar el exceso de abrigo.
- La humedad: Las pieles con DA están mejor en ambientes algo húmedos, por lo que es importante cuidar este aspecto.
- Los químicos: De cualquier tipo y origen, como los que contienen los productos de higiene y cosmética, los jabones y detergentes, los aerosoles, las pinturas, los ambientes contaminados, el humo de cigarros, los gases expulsados por vehículos, aires acondicionados y otras maquinarias, etc.
Es importante mantener los espacios ventilados y limpios, sobre todo el dormitorio.
- Los textiles sintéticos o de origen animal (lanas de todo tipo).
- Algunos alimentos, sobre todo leche de vaca y sus derivados, huevos, frutos secos, algunas frutas, pescados y mariscos, aditivos artificiales, etc.
- El estrés: Considerado uno de los mayores desencadenantes de la enfermedad y sus brotes, sino el más importante, ya que, no solo está en el origen de muchos casos, sino que multiplica las posibilidades de que, en presencia de cualquier otro, la DA acabe apareciendo, rebrotando o empeorando severamente.
- El exceso de higiene y asepsia: Tanto la limpieza corporal en demasía, como la higiene de espacios y lugares, propician la pérdida de las defensas naturales de la piel y su reacción desproporcionada a estímulos de todo tipo.
Del mismo modo, la reducción o desaparición del estrés suele redundar en una mejoría importante de la dermatitis.
Cuidar la piel atópica
La piel atópica necesita de tratamientos médicos específicos cuando está en sus peores momentos, y debe ser el médico de cabecera o el dermatólogo quien decida cuál aplicar, cómo y durante cuánto tiempo.
En este sentido, es fundamental seguir sus indicaciones, ya que las medicaciones son seguras y efectivas siempre que se administren bajo supervisión facultativa y obedeciendo las pautas marcadas.
Hoy en día existen numerosas opciones terapéuticas que, si bien no consiguen curarla, sí logran mejorar mucho la piel y la vida de los afectados.
Reaccionar ante el mínimo indicio de la aparición de un brote permitirá acortarlo y paliar su intensidad, por lo que te aconsejamos que solicites a tu médico un tratamiento de choque para aplicarlo de inmediato.
Pero la piel con atopia necesita cuidados constantes, incluso en los períodos asintomáticos, que pueden ser muy largos.
Los cuidados cotidianos rebajan drásticamente las probabilidades de repetir brotes, y estos se presentarán con menor frecuencia, duración e intensidad.
Estas atenciones diarias que deben mantenerse siempre son:
- Una higiene correcta, no exagerada, realizada con productos no agresivos y/o diseñados especialmente para pieles atópicas.
Los baños o duchas no deben ser demasiado largos y el agua tiene que estar a una temperatura media, de entre 32º y 34º.
- Una hidratación continuada, que, en la mayoría de los casos, incluye la aplicación de cremas emolientes dos veces al día, como mínimo, y más si la condición de la piel lo requiere.
- El cuidado del entorno, para eliminar o evitar cualquier elemento o situación contraproducentes.
- El cuidado de uno mismo, es decir, poner atención a lo que se come, beber suficiente agua para mantener el cuerpo hidratado, hacer ejercicio moderado, rebajar el estrés y aprender a controlarlo, buscar actividades que te gratifiquen y relajen, etc.
Elegir la mejor hidratación
La hidratación es un punto clave para las pieles atópicas y encontrar el producto adecuado puede suponer toda una aventura.
Hay varios puntos a tener en cuenta a la hora de buscar la crema emoliente que mejor se adapte a nuestras necesidades: s
- Cada piel atópica es única, por lo que, lo que va muy bien para unas, resulta infructuoso para otras y hasta negativo.
- La piel atópica no reacciona siempre de la misma forma a las cremas, como no lo hace a ningún otro estímulo.
- Puedes necesitar diferentes tipos de emolientes y texturas, dependiendo del estado de tu piel, de las condiciones ambientales, de la época del año o del momento del día en que te las apliques.
Así, hay quienes prefieren texturas más densas en invierno, para aislar más la piel, y quienes las prefieren en verano, aprovechando que se deja la piel más expuesta; la noche es un buen momento para aportar una hidratación extra, con productos que impulsen la regeneración cutánea nocturna.
- Busca cremas tratantes, que ayuden a la recuperación dérmica y sean compatibles con los posibles tratamientos tópicos.
- Cuantos menos ingredientes tenga un producto, menos posibilidades de provocar reacciones indeseadas.
- No todas las cremas naturales son óptimas. De hecho, las reacciones alérgicas suelen darse ante productos naturales.
Por lo tanto, busca aquellas que hayan sido testadas en pieles atópicas, que sean hipoalergénicas, no comedogénicas, que no contengan perfumes, fragancias, colorantes y que utilicen la menor cantidad de conservantes posible.
- Cuando leas que una crema no tiene conservantes, no te lo creas: cualquier cosmético sin conservantes se degrada en cuestión de horas.
Y da igual si la base es acuosa u oleosa: las bases acuosas los necesitan para evitar la proliferación de microorganismos, y las bases oleosas para evitar la oxidación de los principios activos.
Las cremas que dicen no tener conservantes indican, en realidad, que los que tienen son de origen natural, lo que es una gran ventaja para la piel en general y para las pieles atópicas en particular, ya que hasta el más inocuo de los conservantes naturales puede resultar irritante para algunas.
Las desventajas de tener pocos conservantes pueden ser que las cremas tengan un leve olor, que suele desaparecer en cuanto se aplican, y que tengan una fecha de caducidad corta (algunos tienen fecha de caducidad en cerrado, a contar desde el momento de envasado, porque reducen mucho los conservantes, que son de los peores ingredientes para las pieles atópicas).
- Aunque hay muchas cremas que parecen dar buenos resultados y cuentan con muchos incondicionales, pese a tener en su formulación siliconas y derivados del petróleo, nosotros somos partidarios de reducir ese tipo de productos al mínimo, o eliminarlos completamente.
Por mucho que nos quieran vender las bondades de tales compuestos, lo cierto es que son oclusivos, es decir, taponan la piel, impidiendo que respire.
Si bien una piel atópica necesita ingredientes que sustituyan su barrera natural, esto se consigue más y mejor con elementos naturales que, lejos de asfixiar a la piel, promueven y mejoran sus funciones.
Además, hay estudios que relacionan el uso de este tipo de productos con el incremento de la reactividad cutánea, justo el efecto contrario al que se busca en un producto para pieles atópicas.
Hoy en día, la única razón para usar subproductos del petróleo y siliconas es de orden económico, lo que no hace que las cremas que los contienen sean, necesariamente, más económicas para el consumidor final.
- Aprende a leer el INCI: este es el listado de ingredientes que cualquier producto debe mostrar por ley, en el que deben aparecer todos y cada uno de estos, en orden de mayor a menor concentración. Los ingredientes presentes en un porcentaje igual o menor al 1% no tienen que respetar este orden, pero siempre serán los últimos de la lista.
Leer el INCI te dará información real sobre las cremas: cuando una se publicita como excelente por llevar tal o cual producto en su composición, pero está en los últimos puestos del listado, ya sabes que la concentración es mínima y puede que el efecto sea inexistente.
Por otro lado, hay formulaciones que utilizan compuestos ya registrados, de cuyas propiedades y ventajas te hablan, que luego no aparecen en el INCI. Esto es porque ahí están listados todos los ingredientes de las cremas y de sus componentes, uno por uno, aunque algunos se comercialicen agrupados bajo un nombre común (Emulium® Mellifera, Complejo I-modulia®, Avena Rhealba®, por ejemplo).
A continuación te presentamos una selección de 7 cremas para pieles atópicas y sus principales características.
Decolores Derminatur crema
Estamos gratamente sorprendidos con esta crema, fabricada en España y realizada con productos naturales, sin aditivos artificiales de ningún tipo, a base de plantas y algas, indicada para tratar todo tipo de pieles atópicas, sensibles o irritadas e hidratarlas en profundidad.
Fácil de aplicar, cunde y deja una sensación muy agradable y nutritiva en la piel, a la vez que esta la absorbe sin dejar residuos grasos incómodos.
Tiene un claro efecto calmante y cicatrizante; refuerza el efecto barrera, reduciendo la sensibilidad cutánea y protegiendo las estructuras dérmicas.
No contiene perfumes, conservantes, colorantes ni un exceso de ingredientes.
Entre sus ingredientes destacamos:
- Aloe barbadensis: Conocido por sus propiedades antiinflamatorias, regeneradoras, desinfectantes es hidratantes, el aloe crea una capa protectora y a la vez refresca y limpia la piel en profundidad.
- Calófilo: Es un aceite vegetal antiinflamatorio, antimicrobiano, que regenera la piel y le aporta elasticidad. Además, es relajante y analgésico.
- Jojoba: Como cera líquida, forma una protectora permanente sobre la piel; hidrata y repara en profunidada, reestructura, desinfecta y es antiinflamatoria y desinfectante.
- Alga verde: A sus propiedades hidratantes suma su capacidad para equilibrar el pHy para estimular la microcirculación, acelerando así la recuperación de la piel dañada. Además tiene efecto antibacteriano y revitalizante.
Es no comedogénica, hipoalergénica y compatible con tratamientos tópicos.
Akento Piel Atópica
Otra grata sorpresa en el mercado de cremas para pieles atópicas de fabricación nacional, esta crema fluida y muy penetrante, que deja la piel jugosa y fresca, sólo se puede adquirir online, en el sitio del fabricante o bien en Amazon (por un precio muy superior).
Es de Akento, también está hecha con principios 100 % naturales, sin fragancias, colorantes ni conservantes artificiales. De hecho, caduca a los dos años de la fecha de envasado, por la escasez de conservantes (los que tiene son de origen natural).
Tiene una fórmula cuidada, con pocos ingredientes, que se puede utilizar en cuerpo y rostro durante cualquier tratamiento vía tópica.
Alivia el picor inmediatamente, mejora visiblemente el aspecto de la piel y rebaja la intensidad y duración de los brotes, así como su frecuencia.
Nos han gustado:
- Emulium Mellifera: Se trata de un compuesto equilibrado, que contiene cera de abejas y jojoba, entre otros componentes. Es un emulsionante muy estable que tiene la particularidad de adaptarse a la climatología y a las condiciones específicas de cada piel, regulando su actividad.
Limpia, protege, calma la irritación, la inflamación y deja la piel profundamente hidratada desde el primer día.
- Gatuline skin repair Bio: Hecho a partir de las partes aéreas del cardo borriquero, es un potente regenerador de la barrera cutánea que estimula y mejora la capacidad natural de la piel de autorrepararse, con lo que estabiliza sus niveles de hidratación, recuperando el manto hidrolipídico.
- Biogaline G: Aceite de semillas de granada, con una intensa acción antioxidante, estimulante de la producción natural de colágeno, antiinflamatoria, que devuelve a la piel elasticidad y resistencia.
Está testada en pieles atópicas, es hipoalergénica, no comedogénica y sus ingredientes están certificados por Ecocert.
A-Topic Natur bálsamo
Hay que celebrar que cada vez haya más productos con formulaciones 100% naturales y de fácil acceso.
Aquí va otra de nuestras preferidas, también hecha en España.
A-Topic Natur basa su fórmula en la fitotecosmética de alta calidad, utilizando ingredientes 100 % naturales, con certificado Ecocert; no contiene fragancias, colorantes ni conservantes artificiales.
Es más densa que un aceite y se extiende y absorbe muy bien, proporcionando un alivio inmediato y mejorando el estado de la piel atópica rápidamente, a la vez que hidrata en profundidad y regenera la microbiota cutánea y la capa hidrolipídica.
Nos gustan mucho estos ingredientes:
- Aceites vírgenes de nuez de macadamia, aguacate, borraja, granada, espino amarillo, calófilo y baobab, que, además de darle su característica textura, entre aceite y bálsamo, aportan ácidos grasos esenciales Omega 3, 6, 7 y 9, y efectos redipilizantes, regeneradores, antiinflamatorios, calmantes y antioxidantes, entre otros.
- Extractos de centella asiática, té verde, regaliz, zanahoria, escutelaria, árbol de té, poligonum, manzanilla, romero y lavanda, que intensifican los efectos de los aceites en una equilibrada sinergia.
Está testada clínicamente, es no comedogénica e hipoalergénica.
También nos gustan las siguientes:
Triconatura Pieles Atópicas crema
Otra crema para pieles atópicas fabricada en España con ingredientes 100 % naturales.
Triconatura para pieles atópicas es una crema que presume de su Factor de hidratación natural, que reemplaza la hidratación que las pieles dañadas sufren, creando a su vez el medio ideal para que estas recuperen el equilibrio y puedan volver a cumplir con sus funciones hidratantes y protectoras.
Es untuosa, algo grasa, pero se aplica bien y la piel la absorbe rápidamente y sin problemas.
Está indicada para zonas afectadas por la dermatitis, ya que, en ocasiones, produce cierta sequedad, sobre todo en el rostro: sin embargo, es efectiva contra el eczema, la inflamación y el picor, recuperando la piel en poco tiempo.
Ingredientes a tener en cuenta:
- Aceites de origen vegetal, como el de rosa mosqueta, el de onagra, el de cáñamo, el de oliva, el de germen de trigo, el de borraja, el de espino amarillo y el de argán, que la dotan de ácidos grasos esenciales, entre los que destacan los Omega 3, 6, 7 y 9 que protegen la piel, ayudando a que esta recupere elasticidad e hidratación, al mismo tiempo que facilitan su regeneración tisular. Estos aceites, además, aportan vitaminas, provitaminas y minerales y efectos antiinflamatorios, antisépticos, antioxidantes y fotoprotectores (lo que no significa que se pueda prescindir del protector solar).
- Extracto vegetal de mimosa tenuiflora, de gayuba y aceite esencial de limón, que proporcionan efectos desinfectantse, cicatrizantes, antiinflamatorios, antioxidantes, reestructurantes y estimulantes de la microcirculación y del sistema autoinmune.
Garantizada al 100 % por el fabricante para las pieles atópicas, garantía que no sirve, ya que, como hemos comentado, cada piel atópica es única, y reacciona de forma distinta: de hecho, algunos usuarios han tenido reacciones adversas (el aceite esencial de limón, por ejemplo, puede ser irritante, incluso a dosis muy bajas, para un cutis atópico).
Tiene, quizá, un cierto exceso de ingredientes.
Alphanova Cold Cream
Nos gusta mucho esta crema, por su composición, a base de productos estrictamente naturales, algunos procedentes de agricultura ecológica (el 24% de ellos ) y porque tiene pocos ingredientes, cuidadosamente seleccionados para conseguir los mejores resultados con el menor riesgo (no olvidemos que las pieles atópicas son extremadamente sensibles y pueden reaccionar ante cualquier componente inocuo).
No es exclusivamente para bebés, aunque su uso es del todo seguro para estos, y da resultados magníficos también en niños y adultos, tanto en el cuerpo como en el rostro.
Fácil de untar, se extiende bien y no deja residuos grasos e incómodos.
De su fórmula nos atraen:
- El agua floral de manzanilla, de probados efectos antiinflamatorios, calmantes, desinfectantes, analgésicos y cicatrizantes.
- El aceite de almendras dulce, rico en ácidos grasos insaturados, que activa el ácido linoleico cutáneo y los procesos de queratinización de restauración de la piel, a la vez que hidrata y deja una fina capa de protección.
- La manteca de karité, hidratante, altamente biocompatible con la piel y un aliado en la defensa y recuperación de esta.
- El extracto vegetal de caléndula, que calma el picor, es un potente antiinflamatorio y antimicótico, cicatriza y regenera a la vez que estimula la producción de colágeno y la recuperación del efecto barrera.
Es hipoalergénica, no comedogénica y no contiene perfumes.
El inconveniente es que solo se presenta en envase de 50 ml.
Multilind Microplata crema
Esta crema contiene un 0.3 % de partícula de microplata no fotoactivas (no reaccionan con el sol, así que no causan manchas), suficiente para garantizar sus potentes efectos antibacterianos, antiinflamatorios, cicatrizantes y reequilibrantes.
Formulada con casi un 100 % de ingredientes naturales: lástima del «casi», porque incorpora Pentaerythrityl Tetra-di-t-butyl Hydroxyhydrocinnamate, un ingrediente sintético que puede resultar irritante. Es cierto que está el último en el INCI, lo que significa que aparece en una proporción muy baja, pero rompe la tónica general del producto.
Aún así, da muy buenos resultados. Es agradable, mejora la piel el poco tiempo, la deja suave y fresca y calma el prurito.
Además de plata, contiene:
- Una mezcla de aceites y grasas de origen natural que la dotan de untuosidad, sin llegar a hacerla pringosa. Ente estos aceites destacamos el de onagra y el de jojoba, de los que conocemos sus excelentes propiedades para cuidar y restaurar la piel, gracias, entre otros, al ácido linoleico que ambos contienen y a las ceramidas del aceite de jojoba: nutren, protegen y reparan la piel y la barrera dérmica.
- Defensil: un compuesto a base de extracto de Cardiospermum Halicacabum, aceite de girasol y aceite de semilla de Echium Pnatagineum, rico en ácidos grasos Omega 3, refuerza y potencia los efectos de los aceites y grasas mencionados.
Es no comedogénica, sin perfumes ni conservantes artificiales y se puede utilizar con tratamientos tópicos, a cualquier edad.
Aunque es apta para todo el cuerpo, se recomienda aplicarla solo en las zonas erosionadas.
Little Butterfly loción corporal
Otra emulsión para pieles atópicas y sensibles que nos gusta por su composición a base de ingredientes naturales, en un 99%, con certificado Ecocert.
Es muy hidratante y calmante, deja la piel «gustosa» y es apta para bebés, niños y adultos, incluso durante los tratamientos médicos.
Ingredientes a tener en cuenta:
- Jugo de aloe barbadensis, que, como ya hemos visto, posee propiedades refrescantes, calmantes, antiinflamatorias, desinfectantes, cicatrizantes y regeneradoras.
-
Aceites de semillas de albaricoque, durazno y papaya, en una mezcla muy nutritiva, con ácidos como el omega y el linoleico, vitaminas y minerales, que suaviza, calma, hidrata y regenera.
- Manteca de cacao, rica en ácidos grasos biocompatibles con la piel, hidrata la piel, ayudándola a retener su humedad natural, la repara desde dentro; es cicatrizante, desinfectante, antiinflamatoria y potencia la respuesta autoinmune.
No contiene fragancias, es hipoalergénica, no comedogénica y está testada en pieles sensibles.
¿Qué mejoraríamos? Ese 1% que le falta de ingredientes naturales, sin duda.